CRÓNICAS PARA PENSAR - La Nación, mayo de 1969

ALGO DISTINTO

Dos hechos, distintos y fundamentales, han conmovido al casi veraniego otoño riojano. El calor, más constantes que en otros años, no alcanzó esta vez para adormecer los ánimos y aquí algo comenzó a pasar.
Algo distinto, quizás inusitado, que está brindado la posibilidad de aventurar un diagnóstico sin pretensiones de clarividencia. Esos acontecimientos fueron la Semana de Pastoral que organizó el Obispo a través de una comisión integrada por sacerdotes, religiosas y laicos y. en segundo lugar, unas discutidas cesantías de personal estatal provincial, que han servido para calibrar el grado de sensibilidad social que está despuntando en los riojanos.

Y USTED, ¿QUÉ PIENSA?

"El reto está lanzado. Desde la Catedral episcopal y para todos. Sin exclusiones. Sin prejuicios. Sin comentarios.
¿Es Ud. riojano? Venga y piense con nosotros. Comprométase con su realidad.
Esto es lo que, más o menos, ha dicho monseñor Enrique Angelellli en su convocatoria a todos los riojanos de buena voluntad.
Y los riojanos, erróneamente acusados de pachorrientos han respondido con presteza, con entusiasmo. Con un sí esperanzado.
Es tan notable el ansia de estudio despertada - tal vez haya también una saludable dosis de curiosidad en algunos - que la Curia, súbitamente se ha convertido - es válido el lugar común - en una colmena humana.
Oficinas, despachos, salas de reuniones improvisadas, máquinas de escribir tecleando hasta la medianoche, mimeógrafos, citaciones, en fin, todo un montaje para zamarrear a esta sociedad.
Y lo que es más importante Caras nuevas, rostros reencontrados, manos tendidas y, en los 'comprometidos', una apertura que no habíamos visto antes.
Hombres y mujeres; profesionales, obreros, adultos, jóvenes, en fin, sacerdotes y laicos - de todo color - hablan, piensan, opinan, discuten y hasta se acaloran en la búsqueda de una organización eficiente.
Todos, lo hemos presenciado, con un encomiable espíritu de servicio.
Y algo más, que antes no habíamos visto, unos cuantos riojanos, de esos que 'cuando entran hacen caer la iglesia', como suelen decir algunas viejitas, allí sentados, cómodos, acogidos diciendo sus verdades que -ahora lo barruntan- estaban desde mucho antes en el Evangelio.
Todo esto porque, entre fines de abril y principios de mayo, se cumplía la Semana de Pastoral.
Semana que, nada más ni nada menos, pretendía 'conocer la realidad riojana, para comprender cuál es la misión de la Iglesia en esa realidad'.
Y responder a ella con un 'compromiso personal'".

PROCESO EN MARCHA

No es ésta circunstancia para juzgar ni para emitir opinión. Simplemente queremos dejar anotado algo que, por sus características, movió a los riojanos. Los hizo opinar, romper un silencio que ya se prolongaba demasiado. Tanto, que tenía visos de indiferencia.
El hecho fue el siguiente: a ciento catorce empleados del Plan de Obras Públicas - que revistaban en calidad de contratados a término fijo y que, como adscriptos, prestaban servicios en diversas oficinas ajenas a dicho Plan - no se les renovó el contrato.
Muchos de ellos hacía varios años que mantenían esta situación, ajena por cierto a sus voluntades.
Los más, con sus haberes de diez y doce mil pesos, mantenían a sus familias. Había ordenanzas y peones.
Razones de "higiene presupuestaria" y de "eficiencia" se adujeron para justificar el hecho de dejar a un centenar de hombres sin trabajo.
Y la reacción vino. Mansa pero enérgica. A través de un comunicado del Obispo Diocesano, de una declaración enfática de los dirigentes de una agrupación política, de las expresiones de los directivos de la CGT 'Azopardo'.
Hubo reuniones y entrevistas. Con el Obispo, Con el gobernador. Y hasta conatos de renuncias en alto nivel.
Todo porque, evidentemente, a esta comunidad riojana de hoy, comienza a importarle la suerte del hermano.
Y esto, que nos impresiona como nuevo, no es sino un reencuentro con la dignidad histórica de este pueblo.
Lo ocurrido, se nos antoja, sirvió para evidenciar un proceso en marcha, que será bueno tener en cuenta, desde ahora, para evitar sorpresas desagradables.















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